jueves, 29 de marzo de 2012

Gracias, padre

He estado “releyendo” el post anterior, y me da a mi que la entrada de la Primavera me ha cogido con las defensas bajas, además de que el día del padre está muy reciente,  porque he empezado a reflexionar, y a divagar acerca de… :
Dicen que “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”… Le otorgo toda la credibilidad a este dicho, que en realidad viene a reforzar ese otro que afirma que “La experiencia es un grado”.    Por otra parte, en lo personal, el paso de los años me ha confirmado otra máxima… “La piedra embrutece”. Uno se vuelve tosco y rudo, y créanme… es una cuestión de necesidad cuando se trata de mover día a día piezas de piedra que en ocasiones llegan a duplicar tu propio peso, como lo pienses demasiado NO puedes con ellas. En contra partida el trabajo de la piedra te otorga una sensibilidad especial, poco a poco, sutilmente y con el transcurso del tiempo. Es por eso que uno valora muy mucho la suerte de haber aprendido este oficio de un “marmolista viejo”.
Ese “marmolista viejo” es mi padre, y entre todas las enseñanzas que me ha inculcado, que nos ha inculcado, no olvidamos en ningún momento esa que dice que: “La piedra tiene mil maneras de ser trabajada, pero sólo una es la buena… dedicarle a cada una EL TIEMPO que necesita”.
Cada elaboración requiere el tiempo que requiere para ser ejecutada correctamente. En estos tiempos difíciles para la economía un buen profesional jamás debería escatimar en los tiempos de elaboración a fin de abaratar un presupuesto. El beneficio a corto plazo de realizar un presupuesto muy por debajo de la media de la competencia nunca podrá compensar dos aspectos catastróficos:
1.    El descredito hacía tu propia empresa.
2.    La infravaloración de una materia prima única, maravillosa e irrepetible.
Y volviendo al echo de haber aprendido este oficio de un “marmolista viejo” en MÁRMOLES FERNÁNDEZ no perdemos nunca de vista la certeza de que cada trabajo, cada cocina, fachada, escalera, baño, mesa, etc… cada trabajo es nuestro, y cómo nuestro lo trabajamos, con todo el mimo, cariño y tiempo que cada trabajo requiere, es nuestro en el proceso de su medición, de su diseño, de su elaboración y de su montaje… después, una vez concluido el trabajo, se lo cedemos a ustedes temporalmente ya que vuelve a ser de “nuestra propiedad” cada vez que usted lo muestra  y nos recomienda a sus familiares y amistades.
Así pues, MÁRMOLES FERNÁNDEZ, por convencimiento propio y adquirido está plenamente comprometido en ofrecer a sus clientes calidad y buen hacer… cada trabajo en piedra está realizado con el mimo, cariño y dedicación con el que uno elabora un producto para sí mismo, ajustando nuestros precios sin renunciar a la calidad por la cual usted paga y merece.


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